El año que ahora acaba ha tenido mucha música. En directo, y también para decir adiós. Unos por el hecho de que se van, y otros por el hecho de que se han ido.
No es casual que empecemos por el obituario. El 20 de enero se fue de entre los vivos con únicamente setenta y cuatro años Meat Loaf, el autor en 1972 del disco “Bat out of hell”, que sigue vendiendo 200.000 copias de año en año, físicas o digitales. En mil novecientos noventa y tres repitió hazaña con la segunda parte de ese álbum, y todos recordarán su I’d Do Anything for Love (But I Won’t Do That).
Se lo llevó el dichoso COVID. Lo mismo le ocurrió al gran griego Vangelis, el diecisiete de mayo. De su gigantesca obra recordamos su Oscar a la mejor banda sonora: Carros de fuego.
Ha sido un año en el que hemos tenido que dejar partir a Olivia Newton-John el ocho de agosto, Andy Fletcher (Depeche Mode) el veintiseis de mayo, y el 28 de septiembre al rapero Coolio, protagonista en los 90 de su Gangsta’s Paradise.
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