A Alberto Morate (la villa de Madrid, mil novecientos cincuenta y siete) la pasión por el teatro le viene de familia. Sobrino del actor Luis Sánchez Polack e hijo de una adicta a las tablas, en su casa el entusiasmo era inevitable y prácticamente obligatorio. “Mi madre hacía teatro, en el ambiente se respiraba constantemente. Era algo que se mencionaba mucho y mi relación con mi tío era muy usual”, cuenta a lo largo de una entrevista a El Independiente, donde ejerce como crítico de teatro, al preguntarle el de qué forma y el porqué de que escribiera y dirigiera su primera obra con tan solo 17 años.
Y va aún más atrás, el profesor, dramaturgo y versista asegura que ya con 9 o diez años escribía pequeños guiones para sus primos y hermanos. “En casa de verano de mis padres hacíamos actuaciones y venían los vecinos a vernos”, recuerda.

Y no ha parado jamás, ya sea como directivo teatral en compañías como Getam, disparate, Grapa de teatro o como actor tanto en cine, televisión o publicidad. Pero,…