La época de las vacas gordas, de gastar alegremente para compensar los efectos de la pandemia de coronavirus y de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, llega a su fin en Alemania. El mensaje de su ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, ha sido muy claro: vuelve la austeridad. Y hay que apretarse el cinturón pues, mal que les pese a sus asociados de alianza, no hay dinero para todo. El Consejo de Ministros ha aprobado este miércoles el proyecto de Presupuestos para dos mil veinticuatro, que recorta fondos en todos los departamentos salvo en defensa. Con treinta y seiscientos millones menos, sufrirán las infraestructuras, la sanidad, el subsidio parental… Casi todos los departamentos deberán renunciar a financiar algunas de sus políticas.
Seguir leyendo