Las luces, apagadas. Eva Amaral, con los brazos en cruz se sujeta el extremo superior de la camiseta. El dúo festejaba un concierto especial por sus veinticinco años. Y chilla desde un escenario del festival Sonorama (Aranda de Duero, Burgos): “Esto es por Rocío, por Rigoberta, por Zahara, por Miren, por Bebe, por todas y cada una nosotras. Porque absolutamente nadie nos puede arrebatar la dignidad de nuestra desnudez, de nuestra fragilidad y fortaleza. Por el hecho de que somos demasiadas”.
Es entonces cuando la vocalista, una de las cabezas de cartel, se quita la camiseta y comienzan los gritos del público. Ella, continúa al lado del micro, emulando la canción que está presentando: “Y no podrán pasar sobre la vida que deseamos heredar donde no tenga temor a decir lo que pienso”. Coge un megáfono y grita: “Porque hoy es el día de la Revolución”.
Amaral recordaba, entre otras muchas, a Rocío Sáinz, a la que la Policía forzó a taparse en un concierto que daba durante el Orgullo de Murcia; a Rigoberta por su ‘Ay mamá’; y a Zahara. En muchos conciertos con cantantes masculinos, es usual que los intérpretes se quiten la camiseta en un momento épico del espectáculo, algo que no es habitual entre las mujeres y que, de hecho, ha provocado polémica.
Al terminar el concierto, la cantante ya anunció que no iba a entrar en Twitter este domingo, donde fanes alaban el ademán y opositores le quitan relevancia.