Pere Aragonès huyó. Discreta y de forma rápida, pero escapó. Justo en el momento en que había acabado el protocolario saludo de bienvenida primero a Pedro Sánchez y después a Emmanuel Macron. Justo antes, momentos antes, de que las autoridades se pusieran en la tarima para escuchar la interpretación de los himnos nacionales.
(Noticia en ampliación)