La política de España se ha sumergido en un mar de inseguridad. Lo reconocen en la sala de máquinas de los dos grandes partidos en el arranque de la campaña de unas elecciones municipales y autonómicas que absolutamente nadie duda de que serán decisivas, por el hecho de que se celebran a solo seis meses de las generales: todo está abierto. La macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundida este jueves, que todos y cada uno de los estrategas estudian detenidamente pues es la de mayor muestra, pese a que la derecha insiste en denunciar su corte a favor del Partido Socialista, apunta a un escenario ajustadísimo el veintiocho de mayo. Conforme el sondeo, los socialistas podrían retener sus primordiales feudos, mientras Isabel Díaz Ayuso acaricia la mayoría absoluta en Madrid; pero salvo en el caso de la presidente madrileña y en el del alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, a quienes absolutamente nadie parece amenazar la victoria, el resto de los candidatos padecerá un escrutinio de vértigo en la noche electoral. El CIS revela que la clave local va a tener mucho peso, pese a que la lectura va a ser nacional. Están en disputa dos relatos: la resistencia de la izquierda o el cambio de ciclo en favor del PP.
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