Si el poder todo lo une, la lucha por el poder todo lo aparta. Eso es lo que ha ocurrido este jueves entre el PP y Vox en la Reunión de la villa de Madrid. Con las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo en menos de un par de meses, doble bomba entre los dos asociados parlamentarios de derechas. Primero, la extrema derecha ha oficializado que va a impedir que los conservadores aprueben la bonificación fiscal con la que querían captar la región patrimonios extranjeros. Y segundo, Isabel Díaz Ayuso, rodeada por una larga ovación de sus miembros del Congreso de los Diputados, ha escenificado la ruptura de los dos partidos, que es como avisar de que no se sale con quien ya se ha echado de casa: las relaciones estaban rotas desde el momento en que PP y Vox no llegaron a un acuerdo para aprobar los Presupuestos de dos mil veintitres, allí por diciembre.
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