El acceso a la vivienda, los servicios sociales, el transporte público o la administración de las basuras son cuestiones habituales en las propuestas de los partidos cuando llegan las elecciones municipales. No así en el Madrid del Partido Popular, si se atiende al alcalde, José Luis Martínez-Almeida y al expresidente del gobierno, José María Aznar, reunidos para conversar sobre la urbe. Lo apremiante para Madrid es que España está en peligro y la capital es su última defensa, según defendieron ambos en un coloquio de campaña en el subterráneo centro Emilia Pardo de Bazán, bajo la plaza de Colón y su gran bandera. “Madrid no puede ser la capital de un residuo”, advirtió Aznar, sobresaltado por las amenazas a la patria.
La charla pretendía ser un discute amistoso moderado por Manuel Pizarro, breve aspirante a ministro de Economía por el PP en dos mil ocho, mas terminó siendo una reflexión sobre el carácter simbólico de la ciudad, definida por Aznar como “expresión esencial de la libertad” o destilación de aquello que “los constituyentes pretendían para el futuro de España”, en palabras de Almeida.
Planteada la cuestión en semejantes términos, los desajustes del presupuesto municipal, la continuada falta de suministro eléctrico en la Cañada Real o el fracaso del servicio de bicis públicas son contratiempos menores. Importa más en Madrid, opina Aznar, que si Pedro Sánchez se mantiene en el gobierno tras las elecciones generales va a ser por “el apoyo de los separatistas y los terroristas de Sortu”, que le demandarán un “precio” en forma de “consultas” sobre la independencia. “Eso es lo que va a pasar si la alianza [de gobierno] sigue”, aseguró.
“El inconveniente de España es el separatismo”, ha insistido Aznar,…