Desde La Moncloa, y con gesto de extrema gravedad, el ministro de Presidencia y primordial responsable de la estrategia jurídica del Gobierno, esto es el hombre que está tras la iniciativa recurrida ante el Tribunal Constitucional, Félix Bolaños, cargó con dureza contra la resolución del órgano de garantías de paralizar la reforma sobre su propia renovación y su primordial instigador, el PP. Pero desde la primera oración dejó claro que debe ser acatada. “Con la fidelidad institucional que siempre tiene este Gobierno quiero decir que la resolución debe acatarse”, arrancó como primera idea para que quedara claro que el Ejecutivo no iba a abrir ninguna puerta a la rebeldía como proponían ciertos ámbitos de Podemos. Mas enseguida comenzó la carga de fondo.
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