Los llamamientos de algunos líderes internacionales, como Lula da Silva o Gustavo Petro, a poner fin a la guerra en Ucrania, que pasan en algunos casos por exigir el cese de las sanciones a Rusia o al envío de armas que hacen los aliados, como EEUU o la UE, provocan malestar en Bruselas y las capitales de los veintisiete, donde estiman que hay que respaldar a Ucrania como país agredido a fin de que contenga la ofensiva para una futura negociación. Así lo ha vuelto a defender este viernes el alto representante, Josep Borrell, que ha cuestionado esos emplazamientos a la paz. “Si quieren paz, presionen a Rusia para que se retire, presionen a Rusia para que pare la guerra. No me afirmen que deje de apoyar a Ucrania, por el hecho de que si dejamos de apoyar a Ucrania, efectivamente la guerra acabará pronto, mas ¿de qué forma terminará?”, ha contestado a esos líderes a lo largo de una conferencia sobre el futuro de la política exterior europea en Florencia.
“La guerra no puede acabar sencillamente por el hecho de que Ucrania es inútil de autodefenderse y tiene que rendirse. Los rusos estarían en la frontera de Polonia y Ucrania se conviertiría en una segunda Bielorrusia. ¿Desean eso? No”, ha sentenciado Borrell.
Para el jefe de la diplomacia europea, el único plan factible para la paz es el que ha planteado Volodímir Zelenski, aunque ha reconocido que no será “admitido por los rusos”. Lo que considera Borrell es que no se dan las condiciones para empezar un proceso de ese tipo porque Vladímir Putin sostiene el ataque. “Los planes de paz están bien mas necesitas a alguien que desee hablar de paz de veras. Pero si tienes a alguien…