Fumata blanca. Tras múltiples días de intensas negociaciones, la Comisión Europea ha anunciado un pacto con Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia para las importaciones de grano ucraniano. Esos cinco países habían prohibido unilateralmente la entrada de ciertos cereales en su territorio por los estragos que el alzamiento de los aranceles y las cuotas que la UE adoptó para ayudar a Ucrania tras la invasión rusa estaba generando en sus economías. La resolución irritó tanto a Bruselas como a los 27, pero finalmente hay un comprensión.
Según ha explicado el vicepresidente económico y comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis, esos cinco países retirarán las prohibiciones unilaterales y la UE aceptará una medida excepcional a fin de que cuatro productos (trigo, maíz, colza y semillas de girasol) no entren en el comercio de esos países. Lo que sí se garantiza, conforme el exprimer ministro letón, es que el grano transite a través de los corredores solidarios. También estudiará la posibilidad de adoptar algunas medidas excepcionales en otros productos, como el aceite.
Además, Bruselas aprobará un nuevo bulto de cien millones para ayudar al ámbito agrícola de esos países, que se han visto perjudicados de manera negativa por la competencia de Ucrania, considerado el granero de Europa. Los corredores europeos han tolerado a Ucrania exportar sesenta y tres millones de bienes -la mitad de ellos grano- que se vendieron por 26.000 millones de euros, conforme los cálculos de la UE.
El inconveniente con el que se encontraron los países vecinos es que buena parte del grano se quedaba en ellos afectando a su ámbito primario. Por ejemplo, Polonia pasó de importar 2.800 toneladas de trigo en dos mil veintiuno a 500.000 el año pasado. Las cifras con respecto al maíz son cinco mil ochocientos toneladas…