China reabre sus fronteras después de permanecer más de mil días prácticamente sellada al mundo: desde este domingo los viajantes procedentes del extranjero ya no deben hacer una cuarentena obligatoria en un hotel tras entrar en el país asiático. Los confinamientos llegaron a ser de hasta tres semanas en régimen de aislamiento en un hotel en el que los recién aterrizados eran sometidos a un carrusel de pruebas PCR, aunque su duración se había ido reduciendo en los últimos meses hasta los 5 días. El cambio pone fin a un complicado requisito que arrancó el veintiocho de marzo de 2020, en los albores de la pandemia, y que China había decidido mantener mientras el resto del mundo optaba ya por convivir con el virus. El giro supone un hito más del fin de la férrea política de cero covid, anunciado por Pekín de forma abrupta hace un mes, tras un chispazo de quejas sociales sin precedentes en los últimos años.
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