
China ha dado un giro radical hacia la reapertura económica esta semana con la flexibilización de algunas de las restricciones más polémicas de su política de COVID. Entre otras medidas, este cambio de rumbo incluye el fin de los controles anti-COVID a los camioneros y a la tripulación de los barcos que transportan mercancías dentro del país. El objetivo del Gobierno de Pekín es acabar con los cuellos de botella en su cadena de suministro y garantizar el acceso a medicamentos, así como reforzar el sistema sanitario chino.