A base de colisiones con infraestructuras, capturas, venenos y electrocución, los humanos están detrás del 60 por cien de las muertes –y heridas– no naturales de aves en España. Dos tercios de los 272.000 casos oficiales analizados por SEO-Birdlife, que son “una parte pequeña de la mortalidad real”.
La cuestión es que los daños que ocasionan las actividades humanas –legales e ilegales– tienen un peso importante en las caídas de población que múltiples especies han experimentado en los últimos tiempos. Los modelos que utiliza la SEO ofrecen un mínimo de veinticinco millones de aves fallecidas de forma no natural al año por estas causas.
“La cifra impresiona: todos los años, las infraestructuras que instalamos en el medio natural y las actividades que desarrollamos en el campo, están detrás de todas y cada una esas heridas o muertes”, reflexiona la directiva de la SEO, Asunción Ruiz. “Y la verdad es que, en muchos casos, se trata de cuestiones subsanables, como es el caso de las colisiones o la electrocución en tendidos eléctricos”.
La organización ha analizado los ingresos en centros de restauración de fauna de las comunidades autónomas, es decir, los ejemplares dañados que alguien ha encontrado y ha trasladado. Muertes no naturales son las que no causan las enfermedades, la debilidad, la carencia de comestible, la depredación, las caídas desde nidos, los fenómenos meteorológicos…
Solo los choques de aves con tendidos eléctricos suponen un tercio de las muertes registradas. Entonces están las choques con aerogeneradores, las cristaleras o las vallas. El aire no es un sitio seguro para volar.
Los tendidos sesgan el vuelo de todo género de especies. La proliferación de tendidos asociada al incremento de energías renovables “puede haber multiplicado por 3…