El momento más emotivo de los Goya dos mil veintitres ha sido sin duda solamente iniciar la gala. Carmen Maura ha dado el discurso de entrega del Goya de honor a Carlos Saura, que han recogido su viuda y dos de sus hijos. Eulalia Ramón, Anna y Antonio han salido al escenario y el público ha estallado en un estruendoso aplauso, que poquito a poco ha ido subiendo de volumen. La resonante ovación que ha puesto en pie al patio de sillas, lleno de estrellas. Un momento que ha dejado ojos vidriosos en todos y cada uno de los presentes y que ha dado comienzo a una velada llena de referencias al reputado director que falleció el viernes a los 91 años.
«Nuestro padre se fue el día de ayer, trabajando hasta el último minuto. Enseñándonos que hay…