Mientras la crisis energética ha favorecido en dos mil veintidos a las gigantes petroleras, como a la británica BP, con ganancias ”subyacentes” que se dispararon a los 23.000 millones de dólares americanos, los hogares del Reino Unido se enfrentan a la encrucijada de decidir si comen o pagan sus facturas de luz y calefacción.
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