El quince de septiembre de dos mil ocho, la caída de Lehman Brothers, el cuarto banco más importante de USA en esos instantes, asestó un golpe brutal a la economía global, destrozando la vida de muchas familias en todo el mundo. En España, derivó en el estallido de la burbuja inmobiliaria y en una lenta y tortuosa restauración posterior que estuvo marcada por los rescates bancarios, las políticas de parquedad que se exigieron desde las instituciones internacionales (la Comisión Europea, el BCE y el FMI), las dramáticas cifras de paro, los desahucios y el desplome de la inversión, sobre todo en construcción, que había sido el motor del desarrollo hasta ese momento.
15 años después, la actividad económica por cada de España (el PIB por cabeza) supera en un par de puntos porcentuales el máximo anterior a la enorme crisis financiera (de dos mil siete). Alrededor de 25.000 euros, en frente de los 24.000 euros de 2007-2008. Una cifra que se ha alcanzado tras encarar la reconstrucción del histórico shock de 2020 por la pandemia, con políticas radicalmente diferentes –más sociales y menos preocupadas por los desequilibrios fiscales–, aplicadas tanto por…