- Las encuestas y sus desviaciones: ¿fallos técnicos o algo más?
- Encuestas como herramientas de manipulación
- La respuesta del CIS: más transparencia y rigor
- Lecciones para el futuro de la demoscopia
En un reciente artículo publicado en la revista Temas (número 360, diciembre de 2024), José Félix Tezanos pone sobre la mesa una pregunta inquietante: “¿Son fiables las encuestas como instrumentos de predicción electoral?”.
A través de un análisis que combina el análisis académico con una sorprendente mirada crítica hacia las herramientas demoscópicas y los intereses que las rodean, Tezanos aborda las razones tras los aparentes “fallos” en las encuestas, utilizando como ejemplo paradigmático la elección de Donald Trump en Estados Unidos.
Las encuestas y sus desviaciones: ¿fallos técnicos o algo más?
Tezanos recuerda cómo, en las elecciones presidenciales de EE. UU., las encuestas ofrecieron una imagen de empate entre los candidatos, cuando, según él, “los promedios de encuestas publicadas apuntaban hacia un mayor grado de ventaja para Trump”. Esto revela que no se trataba de desviaciones situadas dentro de los márgenes de error estadístico habituales, sino de un fenómeno político más profundo.
En este contexto, Tezanos subraya que las desviaciones en los pronósticos electorales no solo responden a errores metodológicos o técnicos, sino también a factores sociopolíticos, como la creciente utilización de las encuestas como armas políticas. Para él, la aparente “equilibrada” representación de las oportunidades de los candidatos en 2016 pudo ser utilizada para aminorar las reacciones contra la posibilidad de que Trump se impusiera.
Encuestas como herramientas de manipulación
Una de las denuncias más contundentes que realiza Tezanos es que las encuestas son frecuentemente utilizadas para desorientar y confundir al electorado. Justamente la acusación que se realiza contra él desde algunas empresas demoscópicas españolas.
Estos sondeos, prosigue Tezanos, lejos de ser neutrales, se convierten en instrumentos al servicio de intereses políticos y económicos concretos. “La hiperutilización abusiva de encuestas en la lucha electoral se ha convertido en una rutina”, afirma, destacando que incluso algunas empresas demoscópicas son compradas por consorcios interesados para manipular sus resultados.
El autor también señala cómo estas prácticas erosionan los principios democráticos. En sus palabras, estamos asistiendo al nacimiento de “un nuevo tipo de democracia de los poderosos”, en la que el voto pierde su equidad y los medios de comunicación se convierten en actores parciales.
La respuesta del CIS: más transparencia y rigor
Desde su experiencia al frente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Tezanos defiende el cambio de paradigma en las encuestas realizadas por esta institución. Bajo su dirección, asegura Tezanos, el CIS abandonó los pronósticos electorales tradicionales y adoptó un modelo basado en tendencias y escenarios plausibles, con un enfoque en aumentar la transparencia y la calidad metodológica.
Según Tezanos, esta metodología ha permitido al CIS aproximarse más a los resultados electorales reales, en contraste con los llamados “consensos demoscópicos” promovidos por otras encuestas. Ni palabra sobre las clamorosas desviaciones respecto a los sondeos difundidos regularmente por otras empresas encuestadoras en España.
Lecciones para el futuro de la demoscopia
El artículo concluye con una llamada a reflexionar sobre el papel de las encuestas en las democracias contemporáneas. Tezanos invita a desconfiar de los sondeos cuando estos parecen servir más a estrategias políticas que a un verdadero análisis de la opinión pública. En sus propias palabras, “¡No hay que fiarse de las encuestas! Ni siquiera de las mejores”, aunque reconoce que estas siempre serán preferibles a las “auténticas castañas” (sic) que buscan manipular en lugar de informar.
El análisis de Tezanos deja en el aire una cuestión clave: ¿puede la demoscopia recuperar su prestigio y su independencia en un contexto de creciente polarización política y económica Tampoco responde, como decimos, a las innumerables críticas que circulan en el sector demoscópico español a su propia metodología, que se considera favorable al partido del Gobierno y siempre inclinada a sobrestimar las opciones del PSOE.