Las criptomonedas ligadas a divisas fiduciarias (stablecoins) han logrado sobrevivir a la debacle que el sector sufrió en 2022. El hecho de que su valor esté respaldado con activos reales o por un algoritmo ha facilitado que enfrenten unos meses duros aumentando su cuota de mercado en el conjunto del mundo de las divisas digitales. Pero un colapso de estas puede causar más riesgo a la economía real que otras criptos no respaldadas, como el bitcoin o el ethereum.
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