Mostrar indignación moral por los atroces crímenes cometidos por los terroristas de Hamas contra civiles israelíes indefensos no goza de muy buena prensa en nuestro país. Como si hacerlo supusiera ponerse del bando de la extrema derecha y los ultranacionalistas ortodoxos o apoyar al lamentable (aunque no peor que la corrupta Autoridad Nacional Palestina) Gobierno de Netanyahu. Es verdad que, si uno se anda con cuidado, puede lamentar las muertes de esos jóvenes que bailaban en un concierto o las de los niños de corta edad ejecutados, pero vale más que lo haga adoptando un tono compungido y, como dejó dicho Orwell, con “la superficial santurronería de la intelectualidad de izquierdas”.
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