Un error en la interpretación de la información sirvió para que la farmacéutica Q Pharma implantara una filial en Argentina. “Analizamos los datos desde la mentalidad española”, confiesa su director general, César Quintanilla, “dimos por supuesto que la Seguridad Social era como la española y no, en Argentina hay unas 50 o 60 obras sociales”. El mercado de consumidores de sus productos especializados para la urología y la alergología, bajaba de esta forma un 80%. Al final, el negocio salió bien. Argentina aporta 1,6 millones a la facturación general de la firma, que en 2023 fue de unos 11 millones. Pero el ejemplo demuestra que el error acecha al mundo empresarial. “La fe en nuestras propias posibilidades, las corazonadas, la mala interpretación de la información y la exagerada confianza en los éxitos previos” pueden llevar a decisiones equivocadas, asegura Han Bleichrodt, catedrático de Fundamentos de Análisis Económicos de la Universidad de Alicante (UA). Por eso, recomienda que en las empresas no exista “un solo individuo que tome decisiones, como suele ocurrir en las empresas familiares”, sino “dar más control a los accionistas y que las grandes decisiones siempre se tomen en grupo”.
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