Dicen que lo verde vende. Los productos alimentarios y los productos cosméticos se han llenado de etiquetas ecológicas y palabras que no significan mucho (cuando uno lee la etiqueta) mas quedan bien, como ingredientes cien por ciento naturales, sustentable o respetuoso con el medio ambiente.
Parece que en unos pocos años no quedará ningún producto que no tenga hojas verdes, flores o soles brillantes en la etiqueta, da lo mismo si es aceite para motor. Mas las apariencias engañan.
Hay estudios recientes que han comprobado que la publicidad que ensalza las virtudes ecológicas de los productos a veces pueden hacer que salga el tiro por la culata y se vendan menos.
Esta es por lo menos la conclusión a la que han llegado los estudiosos de la Universidad de East Anglia en el R. Unido. Según su estudio, pese a la proliferación de productos ecológicos, los consumidores comprar opciones alternativas convencionales con más frecuencia.
¿Por qué? Una de las razones es la percepción del desempeño asociada a los productos ecológicos. Los usuarios perciben los productos “verdes” como menos eficaces.
El limpiador ecológico y biodegradable puede ser mejor para el planeta, pero no lava igual de bien que el más contaminante. La crema antiarrugas “100 por ciento natural” no puede competir en la mente del consumidor con los liposomas, microesferas y ácidos de las cremas más industriales. El insecticida ecológico de plantas sin disruptores endocrinos nunca parecerá tan efectivo como el DDT.
Verde implícito o explícito
En la propaganda de los productos, los investigadores del Reino Unido distinguen entre el concepto de “asumido como ecológico” (o sea, la comunicación de señales ecológicas implícitas en el mensaje) en comparación con el “énfasis ecológico” (esto es, la comunicación de señales ecológicas explícitas).
En otras…
