Hace una década ya trabajaba en la sombra, si bien sin desaparecer. Hasta el momento en que en mayo de dos mil doce, en los terrenos eriales de Alcorcón, salió a la luz. El horizonte vacío que presagiaba pelotazo enmarcó las fotografías en las que David Hatchwell aparecía a la derecha de Sheldon Adelson y su mujer, Miriam, que siempre y en toda circunstancia prefirió Barcelona para poner una urbe del juego en Europa. Hatchwell era presidente del grupo cementero Excem, fundado en 1971 por su padre, Mauricio, amigo de Adelson y primero en hablarle de la capital de España como sede europea del proyecto Eurovegas.
Ese domingo de las fotos que corrieron por todos los medios, David Hatchwell era el presidente de la Comunidad Judía de la capital española. Una década después ya no es la referencia de la comunidad judía madrileña, pero tiene mucho más poder e influencia que entonces. Acaba de conseguir un edificio propiedad de la Comunidad de Madrid, a razón de sesenta euros mensuales a lo largo de treinta años, para levantar un museo hispanojudío, del que solo se conoce que tiene 4 trabajadoras. Si presentó una museografía para ganar el concurso con el que le adjudicaron la edificación, no se ha hecho…