Ganar en política es adquirir caudal o aumentarlo, por poner un ejemplo, sumando cuarenta y ocho escaños hasta ciento treinta y siete como el PP el 23-J. Pero ganar no es vencer en nuestra democracia parlamentaria. Vencer es sujetar, derrotar, rendir al contrincante, predominar, torcer al contrincante como consiguió el Partido Socialista Obrero Español con sus ciento veintiuno diputados superando las expectativas. Gana el que rige se suele decir, pues vence el que es presidente merced a una mayoría. 178 que dijeron no a Feijóo y 179 que podrían decir sí a Pedro Sánchez, en función del llavín de Alianza Canaria. Vence el que obtiene la victoria política.
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