El que habla es Sancho Panza, el sufrido escudero de Don Quijote: “¿Qué se me da a mí que mis vasallos sean negros? ¿Habrá más que cargar con ellos y traerlos a España, donde los voy a poder vender y adonde me los van a pagar de contado, de cuyo dinero voy a poder adquirir algún título o algún oficio con que vivir descansado todos y cada uno de los días de mi vida”.
Ganar dinero sin trabajar: una aspiración recurrente en nuestra sociedad y el principal objetivo de cualquier especulador, hasta de los de hace 4 siglos. Que sí, ya existían.
“Sancho, siendo un campesino inculto, no habría podido ejercer un cargo. [Miguel de] Cervantes, que escribió su obra universal en pleno apogeo del mercado de oficios [principios del siglo XVII], lo sabía bien, pero también conocía que cualquiera podía conseguir dinero teniendo estos activos [las licencias para desempeñar los oficios públicos o reales]. Independientemente de sus habilidades o condición, los inversores podían usar los oficios como automóviles financieros”, explica el economista Víctor Gómez.
Este estudioso madrileño (de Torrejón de Ardoz) describe en sus…