Esta semana la búsqueda del sumergible del Titanic ha mantenido en vilo a medio mundo. La inmersión para ver los restos del transatlántico comenzó el último día de la semana y los 5 ocupantes tenían 96 horas de reserva. Mientras se extendía el área de búsqueda y se ampliaban los medios en un despliegue internacional sin precedentes, se terminaba el oxígeno para los 5 ocupantes.
El tiempo pasaba y la sociedad permanecía pegada a la T.V. y las últimas horas pendientes de los progresos que se llevaban a cabo. Hubo un momento en el que el operativo que se concentraba en la zona escuchó «sonidos submarinos», pero la esperanza de localizarlos con vida se desvaneció tras agotarse el tiempo de oxígeno. La Guardia Costera de EEUU ya ha confirmado que los 5 expedicionarios murieron.
La busca del sumergible ha demostrado una vez más la capacidad que tienen estos accidentes de conmocionarnos. Historias horribles que, tras días de máxima expectación mediática, acaban en desgracia. La saña, la impotencia de no poder hacer nada y ver de qué manera, frente a nuestras narices, la vida de estas personas se difumina. Muchos son los casos que han convulsionado a…
