La última reunión del año de los principales bancos centrales ha tenido un efecto diferente en los inversores. El mensaje que lanzaron la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo fue parecido, ambos con la intención de convencer al mercado de que la política monetaria va a seguir endureciéndose más de lo que se esperaban, con el objetivo de combatir una inflación que, aunque haya tocado techo, sigue siendo descontrolada.
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