La inflación ha golpeado fuertemente la economía de los hogares en dos mil veintidos que, impotentes frente a la subida de la factura de la luz y el gas, han buscado reducir otros gastos básicos como el recibo del teléfono y la conexión a Internet. De esa tendencia imparable por la busca del low cost en las telecomunicaciones se han beneficiado una vez más las compañías más agresivas a costa de las tres grandes (Movistar, Vodafone y Orange). Gracias al procedimiento regulado de la portabilidad cualquier usuario puede pasarse a otro operador de forma gratuita y preservando el número. En 2022, el ganador absoluto de esa guerra comercial fue, por vez primera, la rumana Digi, que logró arrebatar a sus rivales cuatrocientos sesenta y seis mil líneas de móvil y 115.000 de fijo y fibra óptica, desplazando del primer puesto a MásMóvil, que había ocupado el trono en los últimos 5 años. En el lado de los perdedores, se encuentran Movistar, Orange y Vodafone, a las que arrebataron de manera conjunta más de un millón de líneas en el año.
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