Si un extraterrestre hubiera aterrizado en la mañana de este jueves en el Teatro Real a lo largo del sorteo de la Lotería Nacional, habría visto a unos chicos vestidos de domingo, dos bombos girando y, sentados en el patio de butacas, a don Quijote, un camarón, un jeque árabe, un obispo y una pareja de pingüinos siguiendo atentos el bamboleo de las cien bolas de madera. Hasta ahí todo normal. Lo que no se comprende es que hayan dejado de repartir chocolate a las puertas del teatro, lo que tiene mosqueada a Manoli, que cada año se disfraza de bombo de la lotería, mas este año va embutida en un fieltro blanco con chistera que aspira a imitar un muñeco de nieve. Manoli llegó a lo más alto hace unos años cuando se transformó en meme. La gente quería saber si iba disfrazada o vestida por David Delfín.
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