Hace apenas un año Novak Djokovic vivía uno de los peores instantes de su carrera. El serbio viajó al Open de Australia para batallar por su décimo título, mas fue retenido, primeramente, y después detenido y deportado del país por su negativa a vacunarse contra el Covid-19, en un show mediático y judicial que sacudió al mundo del deporte. Por si no fuera suficiente con lo anterior, debió ver como aquel torneo terminó ganándolo Rafa Nadal, que rompía así la igualdad en número de Grand Slams que sostenía entonces tanto con el serbio como con Roger Federer y se colocaba en solitario como el jugador con más ‘grandes’ de la historia.
Todo aquello generó panorama difícil para Djokovic. El serbio tampoco pudo jugar por el mismo motivo algunos de los torneos más importantes de la época, entre ellos varios Másters mil y el último Grand Slam del año, el Us Open. Su ranking estaba en peligro por la imposibilidad de competir, mientras se charlaba de una posible sanción de hasta tres años sin poder jugar en Australia y Nadal ponía más tierra de por medio ganando nuevamente Roland Garros. Pero…