Europa necesita un plan que vuelva a convertirla en una potencia industrial, ahora adaptada el siglo XXI. Pero eso es muy caro, precisa inversiones ingentes y Mario Draghi, expresidente del BCE y exprimer ministro italiano, apuesta por una “emisión de deuda común, que financie proyectos de inversión conjuntos”. No se trata de sacar todo el dinero necesario, porque el sector privado tiene que desempeñar el papel principal como tractor de inversiones. Y porque la cantidad de recursos públicos que el italiano pide movilizar es ingente: “Un mínimo de inversión anual adicional de 750.000 a 800.000 millones de euros, equivalente al 4,4%-4,7% del PIB”, datos que cuadruplican la envergadura del plan Marshall. Esta es una de las recomendaciones que figuran en el informe Competitividad de la UE: mirando hacia el futuro, el trabajo presentado este lunes en Bruselas, que ha sido elaborado por Mario Draghi por encargo de la Comisión Europea para buscar un recetario con el que acortar la brecha de productividad y renta del Viejo Continente. Los recursos, como ha razonado el propio Draghi durante la presentación del documento de casi 400 páginas, “son un instrumento”, porque el objetivo final es impulsar la productividad de la industria y que las empresas europeas sean competitivas, es decir, recuperar el terreno perdido en la revolución tecnológica y la transición energética en marcha con Estados Unidos y China.
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