Con una tasa de éxito del dos por ciento , según datos de la patronal americana Phrma, el desarrollo de nuevos medicamentos para la enfermedad de Alzheimer se identifica por ser un proceso caro, largo y complejo para las compañías farmacéuticas. ”Se considera una enfermedad de alto riesgo por el número de descalabros, pero con un mercado potencial enorme de ganancia económica para las compañías. El anunciar que vas a invertir en Alzheimer provoca una subida en Bolsa”, explica Raquel Sánchez-Val, jefa del Servicio de Neurología del Hospital Clínic de Barna. La enfermedad de Alzheimer tiene una serie de particularidades que llevan a que la industria farmacéutica no finalice de dar con la tecla para hacer llegar al mercado un medicamento que consiga detener la enfermedad. En primer lugar, la inversión que han realizado las farmacéuticas en este área terapéutica es mucho menor a la realizada en otros ámbitos, como el de las enfermedades oncológicas o el del VIH (VIH).
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