Filántropo, intelectual, y un firme crítico del totalitarismo. George Soros es todo eso. A sus 92 años, no ha perdido capacidad de generar titulares, como demuestra su resolución de ceder el control de su multimillonaria Open Society Foundations a su hijo Alex, en contra de la promesa que había hecho de no pasar la fundación a ninguno de sus hijos.
Ha pasado mucho desde sus años como inversor en activo. Un tiempo en el que Soros se ha ocupado de invertir la suerte amasada en sus primordiales áreas de interés: apoyando a los derechos humanos y el fortalecimiento de los sistemas democráticos.
Pero siempre va a ser recordado como el financiero que hace más de 30 años quebró al Banco de Inglaterra liderando un ataque especulativo contra la libra esterlina. Y con razón. El Miércoles Negro, como se acabó conociendo, fue un instante seminal que probó el poder del mercado financiero, llevó a un replanteamiento integral de la estrategia económica británica y trajo el régimen de objetivos de inflación aún actual.
Soros tiene muchos contrincantes. Los asistentes a su cena anual en el Foro Económico Mundial de Davos le han…