A los centroeuropeos les gusta pensar en sí mismos como los progenitores del chocolate, un invento realmente español tras la adición de azúcar al cacao que consumían mayas y aztecas. Pedro López, presidente ejecutivo y miembro de la cuarta generación en Chocolates Valor, suele recordar este episodio histórico, aunque admite que luego, ya fuera de la Península, la suma de la leche convertiría al chocolate en un comestible más infantil y popular.
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