Déjà vu. Se repite en el horizonte próximo el perfil de desaceleración que trazó la economía el año pasado, cuando aun se llegó a charlar de recesión técnica mas al final la coyuntura se salvó por el gasto público y el ámbito exterior. El Banco de España vuelve a advertir sobre las señales de debilidad que muestra la actividad a lo largo de la segunda mitad del año, si bien esta situación debería prosperar conforme se avance en el 2024 al acrecentar las rentas reales por la moderación de los precios, recobrarse el comercio global y desplegarse las inversiones de fondos europeos. Aun así, el organismo supervisor mantiene la previsión de crecimiento para este año en un dos con tres por cien . No obstante, este peor comportamiento en la recta final del ejercicio, que viene lastrado por las subidas de tipos, el encarecimiento de la energía y la atonía de los socios comerciales, va a tener un efecto arrastre que hace que la institución rebaje su pronóstico para el próximo año en cuatro décimas hasta el uno con ocho por ciento .
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