El Banco de España sorprendió este martes con dos valoraciones inusuales en su recetario económico clásico. Por un lado, reconoció el impacto positivo de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) porque favorece a los trabajadores más precarios en la presente crisis de inflación. Por otra parte, aceptó el apoyo de la reforma laboral al consumo en los últimos meses.
Sobre el SMI, Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística, concedió: “No nos parece mal una subida del sueldo mínimo, entendiendo que se dirige a los colectivos más vulnerables, y enmarcándola en el pacto de rentas”. Este pacto debería buscar repartir el daño de las subidas de los costes y los costes entre familias y empresas, con moderación de las subidas salariales, límites a los beneficios y medidas del Gobierno focalizadas en asistir a los campos y hogares más golpeados.
De instante, este pacto de rentas ha sido imposible. Y Gavilán matizó que “si se va por esa vía [de subida del SMI, que ya prepara el Ejecutivo] sería necesario, aparte de evaluarlo, desarrollar medidas…