El Banco Central Europeo (BCE) va a deber solucionar de nuevo el próximo mes el dilema entre dar un nuevo golpe a la inflación o resguardar a la zona euro justo cuando arrecian las advertencias de que hay riesgos de que el aterrizaje de la economía sea más brusco de lo aguardado. Sin embargo, el levanta de costes —que llegó a los dos dígitos— empieza a lanzar señales de fatiga. El BCE, de hecho, cree que la inflación subyacente —la que excluye la energía y los comestibles frescos— podría haber tocado ya techo. Si se confirma la moderación de los costos, Fráncfort podría decidir dictaminar una pausa en la subida de tipos en la reunión de septiembre.
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