El 21 de diciembre, en vísperas de la Nochebuena, el locutorio madrileño Santo Domingo (en Pueblo Nuevo, una de las zonas con mayor proporción de población migrante de la capital) celebró un sorteo que concitó el interés de centenares de vecinos. El premio: vales canjeables por entre 100 y 500 euros; una lotería de Navidad a pequeña escala. Los participantes, en su mayoría latinoamericanos, se agolpaban en las puertas del pequeño local mientras su propietario sacaba los boletos ganadores de una canasta repleta de papelitos. El único requisito para participar era haber hecho al menos diez envíos de dinero al exterior en el último año.
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