España ha dejado atrás el modelo de crecimiento económico basado exclusivamente en el monocultivo del ladrillo. La inversión de empresas y familias en “capital fijo” alcanza ya el ochenta y tres por ciento del máximo de la burbuja que reventó en 2008: sesenta y ocho y ciento setenta y tres millones de euros, según el dato del segundo trimestre del año en curso de la Contabilidad Nacional. Pero lo hace con un peso muy inferior de la construcción y el inmobiliario.
El camino de la recuperación cara los casi 82.000 millones de inversión del cuarto trimestre de dos mil siete es muy lento pues se está recorriendo con la economía ‘desenganchada’ del ladrillo. España, además, sufrió el golpe general del shock de la pandemia, si bien el nivel de formación salvaje de capital fijo (según denomina el INE a la inversión) previo a la COVID-diecinueve (casi sesenta y tres millones en 2019) ya se superó en el primer trimestre de 2022 por el impulso del Plan de Recuperación y de la transición energética.
En cambio, la reconstrucción completa del PIB (Producto Interior Bruto) tuvo que aguardar al primer trimestre de dos mil veintitres, por el…