Las penurias quedan atrás. El consumo de electricidad en España creció en diciembre casi un 4%, ya corregido por temperaturas y calendario, encadenando así su tercer mes consecutivo al alza: en noviembre, la subida fue del 3% y en noviembre, del 1%. El cambio de tendencia en las cifras de Red Eléctrica de España (REE) responde, sobre todo, a dos factores: la reciente caída en el precio de la luz, que ha impulsado la demanda industrial —en la que los parones y cierres por el alto coste de este insumo básico empiezan a ser historia— y a una electrificación que, aunque con menos brío del requerido, empieza a abrirse paso.
Seguir leyendo
La luz más barata de los grandes países europeos
Escandinavos al margen —que juegan en otra liga gracias a sus poderosos y bien alimentados saltos de agua—, España cierra 2023 como el país de Europa con la energía eléctrica más barata. Sus poco más de 87 euros por megavatio hora (MWh) quedan por debajo de la barrera de los 100 por primera vez en tres años y son incluso inferiores a los 88 de Portugal, con quien comparte mercado y precios la mayor parte del día, pero donde los límites de la interconexión provocan a veces asimetrías en la cotización de la electricidad. Y quedan, sobre todo, muy lejos de los más de 95 de Alemania y Países Bajos, los casi 97 de Francia —gran adalid de la nuclear en el bloque—, y a años de luz de los 127 de Italia.
En 2024, el aumento previsto de la demanda debería impulsar los precios al alza, mientras que el desembarco de nuevos parques renovables (sobre todo, de solar fotovoltaica) presionará a la baja. Dado el ritmo de despegue de esta última tecnología, no obstante, la lógica de medio y largo plazo invita a pensar en que en los próximos años la diferencia de precios con los países vecinos crecerá, aumentando el atractivo de la península Ibérica como destino de inversiones en industria y centros de datos.