9 de febrero de 1992. Los jugadores del Valencia y el Albacete calientan antes de comenzar su partido de liga. No obstante, este no va a arrancar hasta que no se retire una bandera con una esvástica nazi en la grada. El adiestrador valencianista, Guus Hiddink, se plantó hasta que desapareciese ese símbolo. Si bien su movimiento despertó la simpatía de muchos, el club le solicitó que “no se metiese en ese asunto” y que “se centrara en el fútbol”, según declaró años después.
31 años después, la sociedad española ha avanzado mucho, mas el planeta del fútbol sigue dejando imágenes de odio incompatibles con un país democrático. El último caso ha sido el de los insultos racistas a Vinícius Jr., jugador del R. Madrid. Pero han sido muchos otros, los cantos contra Iñaki Williams, contra Marcelo o contra Diackhaby, quien conminó hace meses con dejar el terreno de juego por insultos racistas. O los gritos homófobos que han recibido Cristiano Ronaldo, Guardiola, Guti o Borja Iglesias, este último por pintarse las uñas en apoyo al ‘Blacks Lives Matter’. O el apoyo que dio la…