Parece mucho más, pero el Gobierno acaba de cumplir tres meses. Hace solo un mes, pese a las dificultades y la presión de la oposición, el Ejecutivo confiaba en encarrilar la ley de amnistía y con ella los Presupuestos y la legislatura. Pero desde que Junts decidió votar en contra de la ley, el 30 de enero, las cosas se han ido complicando. Y al varapalo de las elecciones gallegas, que ha revitalizado las dudas sobre la debilidad territorial de la izquierda, le ha seguido el agujero del caso Koldo, el primer escándalo de corrupción relevante desde que en 2018 Sánchez llegó a La Moncloa. El desafío de José Luis Ábalos, que ha decidido atrincherarse en su escaño e irse al Grupo Mixto, asumiendo que el PSOE lo expulse, con tal de no perder el acta, llega así en un momento especialmente delicado.
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