Desde octubre de 2017, todos los partidos independentistas insisten en pedir una unidad de acción que siete años después ha tomado tintes quiméricos. Eso sí, hay días en que esa búsqueda de ese estado de gracia del relato oficial secesionista parece acercarse. A principio de la semana pasada, se rozó a cuenta de la amnistía a los líderes del procés y cientos de manifestantes anónimos. Junts y Esquerra Republicana, que han querido remarcar sus caminos separados en la legislatura española, finalmente tuvieron que ponerse de acuerdo para dar luz a la ley: todo lo catalizó por una llamada entre los secretarios generales de ambas formaciones, Jordi Turull y Marta Rovira, gracias a la pista de amerizaje que fue el borrador del dictamen de la Comisión de Venecia.
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