En los mercados bursátiles, las expectativas de futuro son más importantes que los resultados presentes. Desde ese prisma, el dinero en efectivo juega a la contra desde hace años por el auge de otros métodos de pago. Más si cabe desde la pandemia, cuando incluso llegó a haber recomendaciones de reducir el uso de dinero en metálico como medida preventiva. “Suelo tener algo de efectivo solo por algunos comercios en los que únicamente se pueden pagar cantidades altas con tarjeta. Si no, no llevaría nada encima”, explica Jerónimo Sánchez a las puertas de una cafetería de Madrid. Esta tormenta perfecta ha reducido con fuerza el uso de monedas y billetes, aunque estos se mantienen todavía como el método de pago preferente, según un reciente estudio del Banco de España: dos tercios de las compras en comercios físicos se hacen en cash. La amenaza de desaparición del efectivo está más presente que nunca, pero sigue sin llegar.
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