El giro de 180 grados de China en la lucha contra la covid amenaza con transformarse en un nuevo choque entre China y Occidente. Tras el sunami de contagios que golpea al gigante asiático desde hace casi un mes, cuando Beijing se deshizo de la férrea política de cero covid tras un chispazo de protestas sociales, ciertos países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, España y Japón han contestado imponiendo restricciones a la llegada de pasajeros procedentes del gigante asiático; la UE se ha sumado al coro desde este miércoles, al recomendar “con firmeza” a los Estados miembros que exijan pruebas del coronavirus negativas a “todos los pasajeros provenientes de China”. Mientras, la OMS (OMS) acusa a Pekín de poca trasparencia en las cantidades de inficionados y fallecidos. La reacción ha provocado el enfado del Gobierno chino, que defiende el cambio en la política como el resultado de una “evaluación científica”, ejecutada a través de “una planificación prudente” y asegura estar compartiendo información con la comunidad internacional “de forma abierta”.
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