Donde antes había tres cajeros en pocas manzanas, ahora, con suerte, queda uno. Eso en las ciudades. En cientos de municipios españoles han pasado de tener cajero a depender de oficinas itinerantes o de Correos para obtener efectivo. Pese a ello y a que la pandemia presagió el éxito final del pago con tarjeta o con dispositivos móviles, el dinero en metálico sigue muy presente.
Al tiempo que en España han ido desapareciendo las oficinas bancarias, también lo han hecho los cajeros automáticos. Aunque hayan surgido alternativas como algunos de estos terminales situados en comercios o en estaciones de transporte, el número no ha dejado de menguar en los últimos años. Solo entre enero y septiembre de este año se han retirado 1.600 en toda España. El nivel actual, 43.600 repartidos por todo el país, es el más bajo alcanzado desde que el Banco de España lleva la cuenta, en el año 2000.
A priori, esta eliminación iría acompañada de una menor retirada de efectivo. Es cierto que cada vez se va menos a un cajero, pero eso no significa…