Es una auténtica declaración oficial de guerra. Analistas de mercado y observadores geopolíticos internacionales convienen en indicar que la Inflation Reduction Act (IRA) americana, que entró en vigor en el mes de enero, representa, de hecho, la renuncia de Estados Unidos a las reglas de juego que rigen el libre mercado y un desplante a la OMC, la institución multilateral que candela por el conveniente cumplimiento de las normas de competencia en el comercio mundial.Con el IRA, U.S.A. busca avances tecnológicos y el impulso de proyectos que sirvan para descarbonizar ámbitos altamente contaminantes como el transporte, el acero o la generación eléctrica; reducir los elevados costos energéticos actuales e estimular las inversiones verdes hasta certificar unas emisiones netas cero de CO2 en dos mil cincuenta. Europa, y sus empresas y trabajadores, no son su única víctima. La iniciativa de la Administración Biden ha creado un efecto dominó. China, Corea del S., el país nipón, R. Unido y naciones de cultura anglosajona como la canadiense o la australiana han manifestado a Washington su preocupación sobre la IRA. Estos países van a contestar con estrategias similares a las de la Casa Blanca para amortiguar la pérdida de competitividad y las amenazas de cierre de cadenas productivas en sus…
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