La industria automotriz ha experimentado una transformación notable en los últimos años. La tecnología ha impulsado una nueva forma de concebir y operar nuestros coches con la eliminación gradual de algunos elementos habituales en la experiencia de conducción. Uno de los ejemplos más significativos es la desaparición progresiva de la palanca del cambio de marchas tal y como la habíamos conocido y su sustitución por una caja de cambios automática.
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