Luka Modric no se va aún de Qatar mas se despidió del Mundial en el estadio en el que se imaginaba jugando la final el domingo, la segunda seguida tras la de Rusia, que perdió pero le intentó un Balón de Oro. Se fue de la zona noble de los Mundiales de una manera extraña, con la cara enrojecida por un pelotazo que empezó en un disparo suyo que le regresó tras rebotar en la bota de un contrario. Fue extraño, mas asimismo fue como siempre y en toda circunstancia, sin un lamento, igual que trazó su camino hasta esta orilla que prácticamente alcanza y donde finalmente se quedó. Siguió tal y como si confiase en que, como otras veces, dos brazadas en el último momento podrían devolverlo a él y a los suyos a la superficie.
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