El paulatino envejecimiento que experimenta la población española (y mundial) ha llevado a que resulte cada vez más complicado encontrar un empleo o cambiarse a otro. Los flujos laborales —que observan entradas, salidas o cambios dentro del mercado de trabajo— se estrechan al compás del aumento de la esperanza de vida, y la movilidad profesional se reduce para muchos trabajadores, tal y como advierte el Banco de España en un informe publicado este jueves. La consecuencia de esto es que los empleados suman cada vez más años de estancia en un mismo puesto. A la larga, este fenómeno resta dinamismo a la actividad económica. Además, entorpece la entrada de los jóvenes al mercado laboral. Y en un horizonte más cercano, este comportamiento amenaza con obstaculizar los procesos de reciclaje profesional que ya han puesto en marcha muchas empresas por las transiciones digital y ecológica.
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